María del Carmen Calderón Berrocal es la autora de la serie «Hablando de Pericia Caligráfica», y en este articulo en el que trata la falsedad documental
La falsedad de un documento puede indicar que la escritura se ha pretendido imitar con unos signos gráficos que son distintos a los propios del autor; también que se disimulan los propios signos gráficos, todo lo cual se deja ver en un escrito no espontáneo cuyo contenido, frecuentemente, ha sido copiado o imitado, procediendo incluso en ocasiones al propio calco.
Siempre interesa tener bastante documentación con la que podamos trabajar y comparar los dubitados con diversas muestras indubitadas. Seguramente podremos ver que faltan rasgos característicos de la persona en cuestión a la que se ha pretendido suplantar, rasgos que le son propios, personales, intransferibles, que hace el mismo y no otra persona. Esto es así porque se producen omisiones tanto intencionadamente como automáticamente, procesos que tienen que ver con la psicomotricidad del autor, apareciendo rasgos imitar tipos pretendiendo asemejarse lo más posible a los auténticos.
El imitador trabaja doblemente, por lo que su grafía no puede ser nunca tan fluida y natural como la del autor verdadero, que mientras usa el útil escritorio sobre el soporte de forma totalmente natural e inconsciente, el usurpador de grafía y de personalidad está en realidad luchando por ocultar su personalidad propia y trabajando con ahínco para poder ofrecer rasgos lo más similares posible a la grafía auténtica para suplantar la personalidad de quien se copia la escritura. Todo esto es lo que pasa cuando se trata de imitar una grafía.
Cuando se trata de imitar el contenido el proceso se complica porque hay una implicación del pensamiento, del lenguaje y de la forma de expresarse de cada autor, que es única e intransferible, inimitable, es como una huella digital, única. La relación pensamiento lenguaje existe en un autor determinado no es la misma en la que se establece entre un pensamiento y un lenguaje de un autor distinto al primero, cada cual es una individualidad por sí misma diferenciada, distinta e irrepetible, con lo cual siempre habrá algo que los diferencie y en este proceso actúa fuertemente el inconsciente, que culta grandemente la voluntad falsificadora del delincuente.
Cuando se trata de auto falsificación u ocultación o disimulo de la grafía personal, advertir hemos en los escritos estudiados una apariencia de autenticidad en el cuerpo de escritura y una similitud en la forma con los grafismos auténticos pues es el mismo autor el que los realiza por más que intente cambiar su grafía. Con toda probabilidad veremos cambiar la incriminación, la continuidad, la dirección, el módulo de los grafemas. Apreciaremos deformaciones y ritmos alterados, incluso temblores o también trazado lento y ausencia de espontaneidad. Estos casos son frecuentes incluso a judicial presencia, en la redacción de un cuerpo de escritura delante del juez, del secretario o del perito calígrafo. El autor intenta hacer pasar por falsa una grafía que es de su propia autoría y para ello debe modificarla, pero los rasgos propios y característicos permanecerán constantes y la impunidad absoluta se podrá combatir.
[social-bio]