Nuevo artículo de Jaime Jiménez Marchante
Hoy vamos a analizar cuales son los rasgos escriturales comunes de los políticos, entendiendo como tales a los políticos “profesionales” de alto nivel de responsabilidad, como pudieran ser Presidentes de Gobierno, Presidentes de Comunidades Autónomas, Ministros, Secretarios de Estado, líderes políticos, etc, que por su grado de representatividad y por la relación laboral y social deben estar dotados de una serie de cualidades que le diferencian del político cercano, del concejal por ejemplo cuyas funciones y responsabilidades son diferentes y que trabajan en política casi de forma altruista.
Cualquier representante político de los citados, deberá tener, por supuesto, claridad de ideas, lo que se manifestará gráficamente en una escritura clara, más bien legible con una correcta separación de letras, palabras y líneas.
Deberá ser ordenado, tanto mentalmente como en cualquier faceta, lo que se manifestará en la escritura con márgenes ordenados (aunque pueden ser pequeños el izquierdo y el derecho) así como puntos y aparte también ordenados con una sangría correcta.
Deben tener un correcto equilibrio entre lógica (deductivo) e intuición (intuitivo) con una letra agrupada, esto es, enlazada de forma natural en grupos de dos, tres ó cuatro letras.
Visión de conjunto, profundidad de miras y equilibrio entre síntesis y análisis deben ser cualidades que posean, que se manifestará en una escritura simplificada, sin adornos, unido a un tamaño de letra normal-grande (entre 2,5 y 3,5 ó un poco mayor) y una velocidad al escribir ágil (ayudaría a la agilidad mental) aunque no precipitada.
La reflexión debe ser innata pues sus palabras o acciones suelen tener consecuencias que deben medir, lo que se reflejará en una letra contenida (los finales de letra o palabra no pueden alargarse) con mayúsculas separadas de la letra siguiente, y la frecuente aparición de entintamientos en forma de punto (por detenciones) al empezar o terminar un texto o palabra, a modo de evaluación o repaso de lo hecho o dicho.
Persona activa en todos sentidos, capaz de superar adversidades y máxima productividad que se manifestará gráficamente en una letra angulosa o semiangulosa (tanto en la forma como en la unión entre letras como muestra de la capacidad de admitir propuestas ajenas), líneas más bien ascendentes o cóncavas y una presión aceptable que se apreciará en una mayor cantidad de tinta sobre todo en los trazos verticales sin llegar al entintamiento en bucles.
El dominio emocional (emotividad y control de los impulsos) debe ser total pues se enfrentará a todo tipo de situaciones, difíciles e incómodas a veces, y a preguntas de todo tipo que no pueden saldarse con “salidas de tono”, sino con un comportamiento sereno, lo que se traducirá en un tamaño e inclinación de letra regular, sin cambios significativos en ellas, así como (de nuevo) finales contenidos.
Frecuente es la mentira y el engaño en política, unas veces conscientemente para “arañar” votos y otras por “necesidades surgidas” que hace que prometan y prometan lo que muchos quieren oír (sobre todo en campaña electoral) incluso lo que no es factible de cumplirse. Esto se reflejará en unas líneas serpentinas (no rectas sobre la horizontal sino subiendo y bajando sobre la línea imaginaria de forma apreciable), óvalos con doble cierre, inflados (serán frecuentes en las firmas), arcos en letras como n, m, h, etc., letra confusa (se cruzan los pies de una línea con las crestas de la inferior), de inclinación invertida, muy estirada horizontalmente (filiforme), casi ilegible (sobre todo las últimas letras de las palabras) y grandes diferencias de todo tipo entre el texto y la firma.
Por otra parte, es frecuente que el político aspire a alcanzar posiciones más elevadas, lo que se traduce en una firma de dirección ascendente o muy ascendente en función de sus ambiciones personales.
El orgullo personal por la situación alcanzada se verá reflejado en mayúsculas grandes realizadas con algún adorno e inflados, letras M y N con el primer arco de mayor tamaño que el resto, y la letra de la firma de un tamaño considerablemente mayor que el de las letras del texto.