El proyecto piloto de la aplicación Turnitin, de la Universidad de León, ayudará a detectar los plagios de información en los trabajos y tareas que presenten los estudiantes, tanto en las asignaturas como en los proyectos o trabajos fin de grado y máster
El objetivo principal no solo es advertir sobre la necesidad de respetar la propiedad intelectual de los demás, sino más bien ayudar al estudiante a citar las fuentes de información que ha utilizado. En ese sentido se ha manifestado Luis Panizo, que ha dicho que “ojala seamos capaces de educar a nuestros alumnos para que entiendan que el ‘corto y pego’ no es algo adecuado, pese a que sea un procedimiento comúnmente empleado”. El director del Área de Innovación Tecnológica de la ULE explicó que en el tiempo que lleva empleando esta herramienta, “me he llevado enormes sorpresas”, y concretó que incluso en trabajos de fin de carrera o grado, ha detectado casos que ha definido como de “auténticos chascos”.
La vicerrectora de Estudiantes señaló en su intervención que la ULE utilizará esta herramienta durante el presente curso académico, y para ello se solicitó a los Decanos y Directores de los centros de la universidad que formulasen propuestas para designar a los 35 profesores de León y Ponferrada que van a participar en este proyecto piloto. Si el resultado es positivo, el curso que viene dispondrán de la herramienta todos profesores, y también los propios estudiantes, con la finalidad de que puedan “crear sus trabajos con las necesarias referencias a las fuentes de información utilizadas”.
Más de un millón de universitarios
La aplicación Turnitin es utilizada en la actualidad por más de millón de usuarios en todo el mundo, y permite comparar un texto con una base de datos de más de 40 mil millones de páginas Web, 127 millones de libros, periódicos y revistas, además de 300 millones de trabajos creados por otros estudiantes. Todo ello en 18 idiomas distintos.
Panizo ha explicado que hay lugares en los que su uso es prácticamente obligatorio (EEUU), en tanto que en otras zonas como Iberoamérica “está experimentando un enorme impulso”.
También ha hecho hincapié en que la aplicación sirve como elemento de disuasión ante el plagio, al tiempo que garantiza la justa valoración de los trabajos y tareas, lo que en su opinión, “contribuye notablemente a mejorar el proceso de aprendizaje”, y advierte a los estudiantes de la “necesidad de respetar la propiedad intelectual”.
La eficacia de este producto ha sido contrastada y los resultados se afianzan con el transcurrir del tiempo, hasta conseguir que disminuyan las incidencias de plagio, al tiempo que aumenta el porcentaje de trabajos originales.
Los 35 profesores de la ULE que van a participar en este proyecto piloto van a poder llevar a cabo un total de 500 análisis. El coste asciende a 3,75 euros por análisis, aunque en el momento en que la aplicación sea integrada se reducirá esa cantidad a tan solo 0,003 euros.
Finalmente hay que apuntar que tal y como afirmó María Victoria Seco, “este es un proceso que requiere tiempo, como todo aquello que tiene que ver con la educación, y además es de justicia determinar quién es el que se sirve del trabajo de los demás para superar sus propias responsabilidades”.