Un artículo de Jorge Belloch Arquitecto Técnico en BD Arquitecnia
Como hemos leído en las últimas fechas la actual desconfianza de los mercados en la marca España, que se hace patente en las cotas alcanzadas por la prima de riesgo y el paulatino ascenso de los intereses pagados por la emisión de deuda del Tesoro, han llevado al Gobierno, patroneado por el Ministro de Economía, a solicitar un análisis de la cartera de créditos de las entidades financieras españolas.
El encargo parece centrarse en determinar el diferencial entre su valor contable y su valor real (mark to market) y también realizar un nuevo test de estrés, cuantificando su resistencia a la debacle, es decir, ante un agravamiento del escenario económico actual, sin más tapujos, que la crisis se agudice.
Supuestamente el objetivo que se persigue es, a través de la transparencia y objetividad de una valoración independiente extranjera (Blackrock y Oliver Wyman), reforzar la confianza de nuestra marca en el exterior, o mejor dicho recuperarla u obtenerla
Esta noticia ha levantado ampollas en diferentes sectores, teniendo cada uno de ellos sus motivos, que después de ser analizados, puede que tengan fundamento lógico y racional.
En primer lugar la independencia de estas consultoras está en entredicho, ambas poseen participaciones de los dos grandes transatlánticos financieros españoles, Santander y BBVA, 4,7% y 4,5% respectivamente, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y hay quien se atreve a cuantificar dicha inversión en 9.000 milllones.
En segundo lugar la posición en la que queda el Banco de España, seguramente en la que se ha ganado en la última década; de que nos sirve un organismo que debe conferir seguridad y confianza, si con nuestras hechos contribuimos a desacreditarlo, ojo, no digo que aún tuviese credibilidad.
En tercer lugar, definitivamente dinamitamos nuestra red de empresas de valoración, que como todos sabemos está fuertemente vinculado a las entidades financieras. Se da por hecho que la valoración realizada no es real, pero seguirán siendo válidas en el futuro? y… si el resultado del análisis solicitado, es demoledor, también seguirá siendo el sistema instaurado en España para la valoración de inmuebles válido para formalizar créditos hipotecarios en el futuro?
Si la conclusión obtenida del análisis solicitado es buena, es decir el valor real y el valor contable son similares, supuesto ideal de cara a recuperar confianza, se supone que también se refuerza a las empresas de valoración españolas, pero todos sabemos que están en manos de la banca.
En conclusión a este tercer punto, si nos sacan los colores, tendremos que reformar también el sistema actual de empresas de valoración vinculado a la banca, y si nos sirve de justificación del valor contable , se supone que todo sería perfecto, pero nos quedaríamos con un sistema viciado, quizás podrido. Y hasta que punto son independientes Blackrock y Oliver Wyman, son dependientes de la banca según la CNMV, pero extranjeras.
En cuarto lugar, tras la elección de las dos empresas, pueden esconderse los futuros pasos a tomar por el gobierno, cabe recordar la receta que nos dieron estas dos consultoras como salida a esta situación, crear el banco malo, algo que por otro lado el gobierno niega, pero parece inevitable.
Para ir acabando, en algo estaremos todos de acuerdo, es imprescindible generar confianza en el exterior para que nos presten e incluso puedan invertir aquí, pero, a costa de desprestigiar todo aquello que no hace mucho defendimos como fiable, o acaso no lo era, o no lo sabíamos, me niego a crear que fuésemos tan ignorantes.
No sé que és peor, que nos saquen los colores ya definitivamente y tengamos que ajustar más, o que hagan la vista gorda, digan que somos “creíbles”, con la esperanza de que salgamos adelante con un sistema a todas luces viciado, tanto que vamos a pagar para que nos lo certifiquen. Por Grecia e Irlanda ya pasaron como preludio del fin, con diferente suerte para cada país.
Hasta aquí la función de hoy. Esperamos que los resultados mejoren las expectativas generadas por los intérpretes.